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jueves, 22 de octubre de 2009

Articulo sobre Dominacion Femenina

Originalmente publicado el 23 de diciembre de 2007

Hacia tiempo que no escribia, ya iba siendo hora. No entro tanto como antes. De entre todos los articulos que he leido de Elise Sutton sobre dominacion femenina, me quedo con este, alguien a quien le parecio delicioso lo compartio conmigo y en su honor lo comparto con vosotros.

Querida Elise, es fantástico oír de gente con parecido modo de pensar y leer tus sabios consejos. Además, tengo la suerte de disfrutar de un matrimonio serio basado en el maravilloso estilo de vida de la dominación femenina. Pero la cuestión es que yo amo profundamente a mi marido, asunto sobre el que haces énfasis en tu web. Preferiría estar con un hombre convencional al que ame, que con un sumiso que no me llame mucho la atención.

Pero algunas cosas están destinadas a suceder. Steve y yo nos conocimos en mayo de 1997, y empezamos a vivir juntos un mes después. Quiero hacer énfasis en que Steve es sumiso sólo en el ámbito sexual. En lo social, es extrovertido y divertido, un hombre de negocios agresivo en el trabajo, y en absoluto un enclenque físicamente (mide 1,90 cm y está bien dotado). Siempre me ha gustado que mis parejas fueran más altos que yo. Física y psicológicamente, éramos como dos piezas de un puzzle, encajábamos perfectamente. Eso sí, algunas de las cosas que voy a contar no pasaron de la noche a la mañana. Llevamos juntos más de 7 años. Empezamos poco a poco con el bondage, representando algunos papeles, provocando durante una hora o dos, trono de la reina (facesitting), azotes, nada demasiado severo. Pero lo que descubrimos es que hay que mantenerse e ir subiendo de nivel para que la cosa no se vuelva monótona. Nadie sabe dónde podremos acabaremos, pues ninguno de los dos quiere detenerse.

Steve me ha cedido el control por completo. Nosotros no tenemos límites, ni palabra de seguridad (excepto una señal de peligro) y, en teoría, yo puedo probar lo que quiera. Me gusta tu concepto de “espacio de la sumisión” (sub space), un término que no había oído nunca antes (no he leído mucho sobre el tema). Steve llega a entrar en una especia de trance en ciertas ocasiones, que el describe como una asunción interior de su destino. En otras ocasiones, se enfada consigo mismo por ser como es y dice que le gustaría no ser así, pero no le dura mucho. Más que nada, estamos agradecidos por habernos conocido el uno al otro.

Nos casamos el 25 de Septiembre de 1999, y desde entonces hemos vivido en una relación de dominación femenina 24/7 (24 horas al día y 7 días a la semana) (celebramos nuestro 5º Aniversario hace unas pocas semanas). La norma que acordamos para nuestro matrimonio es considerar solamente las necesidades de Steve e ignorar sus deseos, y concentrarnos en todos mis deseos, además de mis necesidades. Es una filosofía simple que realmente lo significa todo para nosotros. Pero ninguno deseamos mantenerlo como una actividad BDSM a tiempo completo. Son 52 semanas al año, pero nos gusta tomarnos pequeños descansos, de forma que cada jueves por la tarde y cada domingo por la tarde, hacemos cosas “normales”, como salir a cenar con amigos o ir al cine. Aun en esas ocasiones, Steve permanece con un cinturón de castidad puesto (tenemos de varios tipos), y me abre las puertas y es atento conmigo, pero nuestro comportamiento dominante/sumiso se reduce en varios grados.

Además, yo nunca interfiero en sus horas de trabajo de lunes a viernes, pues es demasiado importante para nosotros dos. El es agente de bonos en la Bolsa de Londres y está muy bien pagado. Afortunadamente, es un trabajo basado en tareas de escritorio con horario fijo (normalmente de 8 de la mañana a 6 de la tarde) de forma que llega a casa sobre las siete de la tarde casi todos los días.

Sin embargo, las tardes de los lunes, martes y miércoles, y desde la tarde del viernes hasta la del domingo, practicamos lo que se puede considerar como actividades BDSM. El realiza unas 50 horas de trabajo a la semana en el banco, y otras 40 horas trabajando para mí. Hasta el año pasado nos tomábamos dos pequeños descansos al año cuando él estaba de vacaciones, durante los que no tenía que hacer todas las tareas domésticas y no practicábamos ninguna actividad BDSM, pero ahora los hemos eliminado y, exceptuando las tardes de los domingos y los jueves, es mi sumiso cada día del año.

Antes acostumbrábamos a ir a hoteles en las vacaciones, pero ahora no le doy descanso incluso cuando vamos al extranjero a alguna ciudad mientras disfruta de vacaciones laborales. Esto es, desde luego, totalmente consensuado, puesto que yo no puedo obligarle a hacer nada. La sumisión forzosa es una fantasía. Obviamente, no tengo más poder sobre él que el de su propio amor y su sumisión hacia mí. Yo le quiero, y lo expreso mediante mi afectuoso pero absoluto control sobre él.

Como otras muchas esposas dominantes, poseo todas nuestras pertenencias, menos la casa (tiene que estar a nombre de los dos para computar en un subsidio que él recibe de su empresa). Esto no supone explotación, pues si alguna vez nos separamos yo le daría su parte; pero así las cosas, preferimos que sea yo la que posea el coche, todas nuestras inversiones y, además, su salario es transferido directamente a mi cuenta, y yo tomo todas las decisiones financieras y económicas. Él se lleva al trabajo un austero almuerzo en una tartera y se desplaza en tren (segunda clase) con un abono de temporada, mientras sus compañeros van en primera clase o conducen sus coches caros y se van de juerga tras el trabajo. Le consideran un calzonazos, pero le respetan por su buen trabajo y, por otra parte, de vez en cuando le doy permiso para ir con ellos una hora o así y que les invite a una ronda, más que nada para que mantenga su estatus. Normalmente, lleva un billete de 20 Libras y una tarjeta de crédito para utilizar en caso de emergencia, pero compruebo su cartera cada tarde para ver si se ha gastado el billete, y a fin de mes saco un extracto de su tarjeta de crédito. Hasta donde sabemos, nunca nadie en la oficina ha notado que lleva puesto un cinturón de castidad, ni saben nada de lo que subyace en nuestra relación. Algunos de nuestros amigos lo saben, pero no sus compañeros ni nuestras familias. Las únicas veces que su CB3000 (el cinturón que lleva habitualmente cuando sale conmigo) da problemas –a parte de los obvios– es cuando conduce y el movimiento de sus piernas en los pedales le provoca irritación.

Durante 8 años he sido una dama que se ha mantenido financiada por Steve, y no echo en falta en absoluto haber tenido una carrera profesional. Ser modelo era una manera de pagar las facturas, pero no algo que me fascinase. Actualmente, estoy haciendo un curso de arte los jueves y tomo lecciones de tenis una vez a la semana, y el resto del tiempo me mantengo ocupada en el gimnasio, de compras y haciendo vida social.

Muchas de mis antiguas amigas están inmersas en sus carreras profesionales o en su maternidad, así que he buscado un nuevo grupo de amigas, algunas de las cuales saben parte de lo que hay. En un principio, intenté mantenerlo como algo privado entre Steve y yo, pero se fue haciendo cada vez más difícil por las sospechas de los vecinos. De hecho, la exteriorización de nuestra relación a nivel local no ha sido ningún problema (tan sólo una pareja de las que conocemos lo desaprobó tajantemente) y Steve ha disfrutado realmente de lo embarazoso del asunto de la forma en que lo hace un hombre sumiso, mientras que yo he aprendido a decirle al mundo “acéptame o déjame” tal como soy.

La castidad forzada es la espina dorsal de nuestra relación. Aunque nunca fue uno de mis mayores deseos, ahora es mi parte favorita del control. En mi caso, me llevo un tiempo verlo como algo natural para nosotros. Tienes que llegar a verlo como algo que va más allá de un simple juego sexual de provocación. Tuve además que erradicar la pauta seguida durante ocho años en los que yo siempre estaba disponible para el novio de turno cuando a él le apetecía. A lo que me refiero es que eso es lo que tradicionalmente hace una novia, ¿o no? Pero la diferencia entre la fantasía y vivir realmente algo 24/7 es que tienes que desarrollar la actitud apropiada; aquello de “¿por qué diablos tendría que chorrear su semen cuando tan sólo lleva esperando dos semanas?, y además, hay que barrer el suelo”. Pese a mi naturaleza dominante, aún es duro cuando quieres a un hombre. Pero he aprendido a ser severa, porque a ambos nos gusta de esa manera.

Steve tiene una maravillosa polla sin circuncidar que es literalmente toda mía. No sería capaz de privarme de ella por completo jamás. A diferencia de otros que que prefieren ordeñar o masturbar al sumiso, yo prefiero el sexo con penetración con Steve una o incluso dos veces a la semana. A menudo le hago usar dos condones, uno interior con lubricante retardante para él, y otro exterior con protuberancias estimulantes para mí. Yo siempre he alcanzado el clímax fácilmente con él a través del coito, y me entusiasmo cuando le doy una palmadita a Steve en el hombro, después de haberme corrido, y le susurro al oído: “suficiente, cariño”. El sale de mí, envuelve el condón en un pañuelo de papel, y me abraza, teniendo terminantemente prohibido tocarse o hacer algún comentario sobre su frustración.

Me gusta pensar que estoy compensando el balance con todas esas esposas de la era victoriana que hacían el amor con sus maridos, y quizá se excitaban, pero sin disfrutar nunca del orgasmo. Se lo comento a Steve refiriéndome a esto como “hacer el amor semanalmente” tal y como nosotros lo hacemos, de la misma forma que esos hombres, que probablemente veían la falta de satisfacción de sus esposas como una cuestión de escasa importancia en el acto sexual con sus esposas. Todo el evento es un puntazo psicológico y sexual, pero además tiene pequeñas connotaciones que superan al matrimonio convencional.

Yo le permito eyacular dentro de mí sólo una vez al mes, para mantener esa sensación de unión e intimidad que, en mi opinión, sólo se puede conseguir de esta forma. Para sus otros orgasmos ocasionales me gusta que se masturbe mientras le miro, y finalmente terminarle con mi propia mano, calentándole hasta el punto de “no retorno” y, entonces, apartando mis dedos de su miembro, de forma que no disfrute de toda la satisfacción de la liberación completa. Me encanta verle poner gestos de incomodidad, manteniendo la respiración en un intento estéril de alcanzar algo más que un “orgasmo parcial”, con mi más malvada sonrisa de satisfacción. Si controlo bien los tiempos, tan sólo expulsará un par de chorritos pequeños de semen, pero sin llegar a descargar del todo. Lo hemos bautizado como “soltar un poco de vapor”. Como dije antes, nos centramos en sus necesidades, no en sus deseos, y yo creo que los hombres físicamente necesitan eyacular cada pocas semanas, aunque desearían hacerlo continuamente.

Ya sé que dices que un hombre sexualmente frustrado es un hombre obediente, pero según mi experiencia con Steve llega un punto en el que la suma de testosterona acumulada puede empezar a hacerle gruñón, malhumorado y despreocupado por esforzarse y entrenarse. Ha llegado a aguantar algo más de un mes, pero yo encuentro que una vez cada dos o tres semanas es lo que mejor funciona para nosotros. Es el punto justo en el cual el deseo se convierte en necesidad. No tengo la sensación de que abandonemos el sexo juntos mientras se repone de un orgasmo al siguiente. Al contrario, realmente estamos teniendo sexo mentalmente el uno con el otro, e incluso intimidad física, con largos juegos previos, decidiendo yo siempre el ritmo y los detalles.

Me fijo en otras parejas de nuestra edad y veo como la chispa ha desaparecido de su relación. Una sospecha que se distancian sexualmente. No me refiero a que se separen o sean infieles, pero la vida ya no es la que era bajo las sábanas. Pero entre Steve y yo, no solo hay chispa, sino también fuego. Desde luego que para mucha gente es “jugar con fuego”, pero me da a mí que a más de una pareja le encantaría vivir su relación como la vivimos nosotros.

Siempre he tenido una líbido saludable pero nuestro estilo de vida ha incrementado notablemente mi apetito sexual. A Steve le encanta el nivel de apetito sexual que he alcanzado y dice que es excitante para él estar casado con un “animal erótico” como yo (tomo la frase como un cumplido). Espero no haber alcanzado aún mi cima sexual. Estoy muy contenta de poder disfrutarlo. Naturalmente que no estoy loca, sé que mi forma de vida no es para cualquiera, pero para mí supone realmente tener lo mejor.

Algunas amigas con las que hablado, realmente prefieren el sexo oral y el sexo con juguetes. A mi también me gustan esos tipos de sexo, sin duda, pero ahora mismo creo que sería muy difícil para mí renunciar de forma permanente al sexo con penetración. Si tuviese que recurrir a Steve para el sexo con penetración, tendría que indultarle demasiado a menudo y se acostumbraría mal. Yo amo a mi marido y la tentación de ser buena con él siempre está ahí. Realmente siento lástima por las mujeres que no quieren sexo con sus maridos. Steve no renunciaría a más sexo y especialmente a más orgasmos, así que el confía en mí y delega en mí para ser fuerte por ambos y controlar la voluntad. Casi siempre llego al orgasmo, pero el coito con Steve consiste básicamente en calentarle y excitarle sin perder mi autocontrol.

No tengo ningún interés en penetrarle, ni en juegos de feminización forzada. No obligo a Steve a llevar medias rosas ni cosas de esas. Para mí, él es mi marido y un hombre. El hace todas las tareas de la casa, pero vestido con una camiseta y pantalones cortos, o desnudo. Trabaja en las tareas domésticas desde las siete de la tarde hasta las diez de la noche los lunes, martes y miércoles. Eso incluye hacer la cena, fregar, limpiar y planchar, y servirme mientras veo la tele o un DVD, o mientras hablo por teléfono.

Los fines de semana incrementamos su humillación y sufrimiento con la parte sadomasoquista de nuestro estilo de vida BDSM. Tenemos una mata de espinas punzantes en un arbusto que hay cerca de nuestra casa, que yo utilizo con él, sobre todo con sus pelotas. Me gusta administrarle lluvias doradas. Disfruto al sentarme en su cara en nuestro salón mientras hablo por teléfono con amigos e incluso con mi madre. Me encanta que me dé masajes en los pies, en los hombros, espalda, por detrás y por delante, y después que me de placer oralmente por delante y por detrás hasta quedarme satisfecha. Uso un montón de humillación verbal hacia el final, sobre todo cuando me está besando el ano.

Un novio que tuve cuando tenía veintitantos años, solía intentar poner su lengua en mi culo, pero me daba demasiado reparo, así que por aquel entonces no le dejaba hacerlo. Pero con Steve me encanta. No puedo correrme tan sólo con el analingus, pero me pone en un tono que con sólo diez segundos de estimulación en el clítoris empiezan a sonar campanas en mi cabeza.

Una de las cosas más duras para mí, incluso más que el S/M físico y sexual, es la dominación extrema a nivel verbal. Realmente pone a prueba mis aptitudes teatrales el decir cosas que no pienso de verdad. Sólo puedo hacerlo cuando estoy de humor. Le doy una bofetada en la cara y le llamo insolente e inútil, y me pongo a chillarle. En estos casos, él se queda en estado de shock emocional, como físicamente herido, pero jamás me contestó ni me respondió, ni tan siquiera de palabra. Estas prácticas extremas tan sólo tienen lugar un par de días al mes como mucho.

Así es nuestra vida, en dos palabras. Sin embargo me quedan cosas en el tintero, como lo que hicimos en vacaciones y mis planes para los próximos 12 meses. No estoy al 100% de acuerdo con la tesis de la superioridad femenina. En mi opinión, existen dominantes y sumisos, y dentro de ellos, algunas personas dominantes son hombres y algunas personas sumisas son mujeres. Pero creo que las relaciones y los matrimonios de dominación femenina son mucho mejores que los basados en la dominación masculina, por todo tipo de razones. Las ventajas son numerosas y tremendamente obvias. Lo principal es que funciona para nosotros dos. Espero seguir casada con Steve al llegar a los setenta.

comentario personal:

Este articulo de Steve y su mujer si que es delicioso y se nota que ambos disfrutan mucho de sus vidas que al final es lo que importa.
Asi se demuestra que sobre bdsm no hay nada escrito, cada pareja lo vive de una manera distinta es algo intimo y personal entre los dos. Ellos han experimentado y encontrado el punto que les gusta unidos por la pasion amor y mantenidos por su amor.
Dicen varias cosas que me gustan o coincido como esta frase de steve "En otras ocasiones, se enfada consigo mismo por ser como es y dice que le gustaría no ser así, pero no le dura mucho" a mi tambien me ocurre hay dias que pienso pero como me gusta esto, ¿que estoy haciendo? y al cabo de un rato me gusta aun mas y me siento bien conmigo mismo. Sera debido a la sociedad, al miedo de que los demas sepan que soy sumiso y el daño que eso conlleva.

Me parece muy acertada la norma que tienen: "considerar solamente las necesidades de Steve e ignorar sus deseos, y concentrarnos en todos mis deseos, además de mis necesidades" creo que hay radica parte de su exito como pareja y que es fundamental por una parte salvaguardar las necesidades de ambos como personas y solo atender a los deseos de ella. Como esta otra "Obviamente, no tengo más poder sobre él que el de su propio amor y su sumisión hacia mí. Yo le quiero, y lo expreso mediante mi afectuoso pero absoluto control sobre él". Como esta otra "así que el confía en mí y delega en mí para ser fuerte por ambos y controlar la voluntad"
Estas tres frases son los pilares de su relacion y me parecen maravillosamente expresadas. Es increible que el bdsm pueda ser tan romantico pero es asi.
"La castidad forzada es la espina dorsal de nuestra relación" he leido sobre la castidad algunos lo consideran indispensable para que funcione otros no, simplemente como una practica mas. El hecho es que es muy satisfactorio para ambos es una forma de entrega y de control al ceder que Ella sea quien administre el placer de el.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I love cb3000 too.

Anónimo dijo...

El es un pringao, que como a ella le guste otro pa encima va a quedar tirao en la calle sin un duro. Eso es ser tonto y no tiene otras palabras, de verdad...
Mi mujer no me dejaría (ni lo ha hecho) ser propietaria de todo, y de todo el trabajo de mi vida sin tener nada a mi nombre y ella no haciendo mas que rascarse la nariz todo el dia. La mujer de Steve se aprovecha de tenerle con la sagre en la otra cabeza y no hay mas explicacion. Ella no lo ama, es una aprovechada sin más, y el tonto, por supuesto.

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